Los primeros sindicatos
El movimiento sindical es hoy un fenómeno gigantesco y complejo, que comprende centenares de millones de trabajadores. En casi todos los países es reconocido por los gobiernos, y aun allí donde se ha tratado de prohibirlo, reemplazándolo por organizaciones corporativas manejadas totalmente por el Estado que, a la vez, persigue duramente toda reivindicación de los trabajadores (como en España) nadie ignora la existencia de organizaciones sindicales clandestinas que dirigen, las luchas reivindicativas. No sólo están organizados sindicalmente los obreros, sino también los empleados, y en casi todas partes sus gremios forman parte de las centrales de trabajadores
En los países más avanzados, los sindicatos poseen edificios propios, cooperativas, obras de asistencia médica, editan periódicos y revistas, sostienen escuelas sindicales, construyen viviendas, y en algunos casos tienen empresas propias que, a su vez, emplean asalariados. Los dirigentes sindicales son figuras públicas, sus opiniones son recogidas por los periódicos, la radio y la televisión. Y en muchos casos constituyen burocracias rentadas, con un poder igual o superior al de muchos políticos tradicionales.
Este panorama, que hoy nos parece normal, oculta, sin embargo, multitud de contradicciones que expresan, en el nivel de las organizaciones gremiales, la complejidad de la lucha de clases, con sus avances y retrocesos; y es el producto, de una larga, dura y aun sangrienta lucha, de una verdadera guerra que se libra desde hace más de siglo y medio. Es imposible presentar aquí ni siquiera un cuadro aproximadamente completo ni de esa larga historia ni de la situación actual.
Por eso nos ceñiremos a presentar solamente algunos de los aspectos fundamentales del movimiento sindical en los países capitalistas, dando apenas algunos ejemplos que los ilustren, y sin pretender siquiera referirnos a multitud de cuestiones secundarias que, sin embargo, resultarían en muchos casos indispensables para que el cuadro genera! fuera más comprensible. Dada la importancia y complejidad del proceso de organización sindical, en capítulos posteriores se volverá sobre distintas características actuales del fenómeno.
MOVIMIENTO OBRERO Y REPRESIÓN
Recién en el siglo pasado estuvieron dadas las condiciones para que apareciera el movimiento obrero como un fenómeno separado de las otras clases sociales, con caracteres propios. Esto ocurrió en primer lugar en Inglaterra, casi en seguida en Francia, y recién unas décadas después en Alemania, en otros países de Europa occidental, y en Estados Unidos.
En Inglaterra, la revolución industrial, iniciada hacia 1750, maduró en gran escala hacia fines del siglo, y desde 1800 hasta 1815 en Francia, por la aplicación extendida del motor a vapor en las manufacturas y en el transporte y por la aplicación de innovaciones técnicas en el hilado y el tejido. A la vez, en Inglaterra habían sido rotas en un proceso de dos siglos las relaciones feudales, operación que se realizó más radicalmente en Francia por la revolución de 1789.
Este doble proceso creó una enorme masa de proletarios provenientes del campesinado y del artesano urbano, desposeídos de todo otro bien que no fuera su fuerza de trabajo (o sea: desposeídos de todo medio de producción), y en condiciones de poder vender “libremente” esa única mercancía que poseían a los propietarios de medios de producción (es decir: de capitales) en el momento en que la maduración de la revolución industrial exigía y hacía posible la utilización de esa mano de obra en gran escala.
De tal modo, esas nuevas condiciones no sólo crearon un numeroso proletariado moderno, correspondiente al capitalismo, sino que hicieron ver a la clase obrera por primera vez que sus intereses eran diferentes de los de las otras clases sociales, y contrapuestos a los de la burguesía. De tal modo, en la década de 1800 aparecieron por primera vez en Inglaterra agrupaciones económicas de los obreros del hilado, de la construcción y de la metalurgia (fabricación de máquinas de vapor), aunque en una confusa mezcla de objetivos, ya que luchaban tanto por obtener mejoras salariales, criticando la ganancia capitalista, como contra el propio maquinismo: al lado de gérmenes de sindicatos se desarrolló el vasto movimiento “luddista”, que se oponía a la utilización de máquinas, y organizaba asaltos a las fábricas para destruirlas.
En Francia, la clase obrera aparece por primera vez en escena en la zona de hilados y tejidos de Lyon, adquiriendo sus luchas la forma del motín revolucionario, al punto de exigir verdaderas expediciones militares para aplastarlas. Esto muestra los caracteres del primitivo movimiento obrero: en Inglaterra toma de inmediato formas sindicales, gremiales, por oficio, dirigidas fundamentalmente a la lucha económica (por mejores salarios y condiciones de trabajo), y desde allí se lanza muy rápidamente a la acción política, que no está dirigida a luchar frontalmente contra el poder de la burguesía sino a obtener reformas democráticas: en 1829 los obreros’ del Lancashire (hilanderos) organizaron la Asociación Nacional de Oficios y en Londres los de la construcción y la metalurgia la Unión Metropolitana de Oficios.
De inmediato se pasa a la agitación por la “Reforma” parlamentaria, basada fundamentalmente en el reclamo de la extensión del derecho al voto a los no propietarios, agitación que culminó en la ley de Reforma electoral (1832), y que fue apenas un escalón en las luchas de masas que se organizaron en el gran movimiento cartista, que combinaba reclamos democráticos ( como el voto universal) con reivindicaciones económicas sobre salarios y jornada de trabajo. En Francia, en cambio, la tradición obrera recorrió un camino diferente: aparece rápidamente (1796) e! partido conspirativo, que intenta la conquista del poder, con la Conspiración de los Iguales, dirigida porBabeuf y Darthés, que a su vez inspiró el movimiento dirigido por Blanqui (1836-1839), y, a la par, se desarrolla la lucha obrera insurreccional, que trata de pasar continuamente a los combates de barricadas en las calles, enfrentando al Estado burgués y a las tropas regulares, siguiendo el ejemplo de los tejedores de Lyon, alzados en 1831 y 1834.
Ambos movimientos aparecen por primera vez ligados en las jornadas de junio de 1848, en París, durante las cuales los obreros sublevados enfrentaron al ejército del gobierno que habían contribuido a crear durante la revolución republicana de comienzos de ese año. Con el cartismo en Inglaterra y con la sublevación de 1848 hizo su aparición en escena la clase obrera organizada en partidos políticos, proceso que culminó en Inglaterra con !a represión de 1848 y en Francia con la instalación de la Comuna en 1871, seguida de una feroz matanza cuando cayó ese primer intento de gobierno obrero.
Fuente: https://historiaybiografias.com/historia_obrera/
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